Este libro es uno de los primeros volúmenes de la colección Maestros de la fotografía en la Academia de Bellas Artes, dirigida por el académico Publio López Mondéjar. A estos seguirán otros de Ramón Masats, Alfonso, Pérez Siquier, Santo Yubero y otros.
Siendo todavía un rapaz, Virxilio abandonó Soutelo para trabajar primero en Vigo, y después en Cataluña, donde por espacio de siete años se desempeñó como fotógrafo de calle. Con el oficio bien aprendido volvió a su tierra, instalándose definitivamente como retratista. Pero no era en el estudio donde le gustaba trabajar, sino en las calles, en los regatos, en los prados y cementerios, en los huertos, en la carretera que cruza su pueblo por la que se filtraban tímidamente los ecos del mundo. En estos escenarios realizó sus mejores fotografías, las que ante su propio asombro le convirtieron en una celebridad internacional, desde que nos las descubrió su hija Keta en 1997.
Textos de Antonio Lucas, Christian Caujolle y Keta Vieitez.